jueves, 26 de enero de 2012

Lenta Agonía


Lenta Agonía

Hoy sufre mi alma torturada

Que junto a mi te necesita,

Se desangra lentamente de a poco,

Entre cuatro paredes grita:


Lenta agonía, jilguero tenebroso,

Vete y déjame el odio,

Mas el amor desmiembra mi vida.


Quiero volar a otros mundos,

Peregrina ave de lágrimas frías,

Ocultarme en el velo del ocaso

Donde los ángeles brillan.


Pero el destino,

Oh, dolorosa azar,

Acorta mis alas de diamante,

Me devuelve al final del camino.


Dolores taciturnos en las sienes,

Ya no recuerdo cómo era antes,

En la atmósfera un hedor se siente

Y el golpear incesante de sangre.


El cadáver de mi dicha,

Criatura morbosa y ciega,

Persigue rabiosa mi vida,

Con saña el alma me atormenta.


Sólo tu luz ilumina mi camino,

Hace desaparecer los demonios y quimeras,

Esencial eres, ¡te necesito!

No me abandones entre mis penas.


Tu amor es mi obsesión,

Las aguas de tus ojo negros me embelesan,

El cariño de tu vos me robó el corazón,

Nubes de algodón me atraviesan.

Atada estoy a este embrujo,

Mi esencia me arrebataron en la noche,

 El ritual en mis muñecas marcaron

Y en mis pies clavos de bronce.


Este dolor corroe mis venas,

El foso del abismo te tragó,

Mi dulce arcángel te vas

Pero no me quitas del alma este amor.


No quiero vivir sin tu lumbre,

Tu ausencia me hace caer en la locura,

Solitaria sobre esta cumbre

De cuervos negros sin sepultura.


Paulatino sacrilegio que martiriza

Con voces infernales en mi cabeza,

Que susurran acompasadas por la brisa:


El puñal de plata te clavaremos,

Niña de corazón tibio y alma fría,

En la mesa del purgatorio te anudaremos

Y sufrirás noche y día.


A cada crepúsculo te espero en la ventana,

Contemplo las estrellas con añoranza

Y el ardiente deseo de volver a tenerte

Y retornar a los tiempos de bonanza.


El tiempo es abstracto,

Desconozco la diferencia entre horas y días,

Sólo puede salvarme tu regreso

En estos segundos tan cargados de desdicha.


Ven y abrázame otra vez,

Que es tan negro este abismo

Que separa entre tus alas y las mías

El poder de nuestro cariño.


Afortunada era de poseerte,

De saber que tus recuerdos eran míos,

Mariposas dulces al conocerte

Revoloteaban en mi corazón vacío.


 Lágrimas de sangre negra,

De ojos tristes y perturbados,

Se derrama sobre un hilo de plata,

Que de los cielos ha bajado.


Es tu luna que a mi retorna,

De pasos calmos y sonrientes,

Me acuna y me canta al oído:

No llores, mis ojos no mienten.


Vi en sus aguas el brillo

Del amor a flor de piel,

Tan fuerte que pude sentirlo

Y respirarlo en todo su ser.


Los cuervos expectantes

Aguardan mi caída en las sombras,

El momento oportuno de atacarme

Y hundirme en sus mares de cobras.


Sola, a la luz de tu luna de hiel,

Expuesta a las espinas de tu rosal del Edén,

Al sortilegio que envuelve tu ser…


Me rindo ante las aguas negras de tus ojos,

Dulce veneno que embriaga

Y me llena de sentimientos encontrados y tortuosos

Donde mi alma confusa vaga.


Pues si el sendero se acaba,

Si tu luna muere en el firmamento,

Si el perfume de las rosas me abandona

Y tu presencia se vuelve sólo un recuerdo…


No me dejes la vida,

Oh, lenta agonía,

Sólo ven y mátame.

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